NO PUEDE CAMINAR POR LA PLAZA RIVADAVIA
Ana es una lectora que vive en la zona cercana a la plaza
Rivadavia, ubicada frente al Hospital de Niños, y suele cruzar el
paseo para hacer trámites o compras. Pero cada vez que toma
esa ruta, se encuentra con obstáculos: los vendedores ambulantes
que ocupan la caminería de la plaza. “Disponen de toldos, sillas,
baldes y otros elementos que obstruyen el paso de quienes
vamos a caminar en dicho paseo público. Solicito a las
autoridades municipales que hagan algo al respecto, pues los
vecinos nos sentimos perjudicados”, se quejó. ?

AGUA PODRIDA JUNTO A UN COMEDOR INFANTIL
Un vecino, que prefirió no dar su nombre, comentó que en Las
Talitas, a la altura de Gobernador Gutiérrez 3.450, en un pasaje
sin nombre, funciona un centro comunitario. “Concurren niños a
comer y lo que me preocupa es que por ese pasaje corre agua
podrida y las veredas están cubiertas de matorrales. Urge que
este lugar se mantenga limpio debido a la función que cumple”,
dijo. Reclama a las autoridades municipales que cuanto antes
den las soluciones del caso. ?

SOLUCIÓN PARCIAL PARA UN RECLAMO
Hugo Carlos Castro agradece a LA GACETA porque su reclamo,
publicado en esta columna, tuvo eco favorable inmediato. “En
Lola Mora al 1.400 y al 1.500 nivelaron la calle, efectuaron la
limpieza y terminaron de construir el cordón cuneta”, dijo.
“Falta que repongan las lámparas del alumbrado público porque
seguimos en tinieblas, lo que implica mucha inseguridad para
los vecinos”, refirió. ?

HERMOSO PARQUE, PERO DESCUIDADO
“Después de cada tormenta, en el parque Avellaneda se forman
varias lagunas, en las que proliferan los mosquitos. Se habla
mucho sobre el dengue, pero no se desinfecta, ni se tiene en
cuenta que el parque necesita un buen mantenimiento”, relató
Daniel Aguirre. El vecino sugiere que, una vez que se concluyan
las obras en la plaza Urquiza, se ocupen del parque que es un
paseo muy concurrido. ?

LOS YUYOS SE ADUEÑARON DE LA ESQUINA
Ana María, vecina de España al 3.700 padece las consecuencias
de las malezas que se han juntado en la esquina de su casa, en
España y Primera Diagonal. Allí, los yuyos de la vereda
alcanzaron -afirma- unos dos metros de altura, ya nadie se
ocupa de cortarlos. “Lo grave es que cuando llueve no podemos
pasar y debemos bajar a la calle, con el peligro que eso significa
porque el tránsito es intenso”, detalló afligida. Ana María solicita
a las autoridades que hagan cumplir las ordenanzas referidas a
las normas de higiene pública. ?

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